Montag, 26. September 2016

El Derecho de Acceso a la Información

El Derecho de Acceso a la Información (DAI) puede servir a quienes se organizan políticamente para una variedad de propósitos en todo el país. En estas notas, voy a describir la experiencia que va dejando difundir mediante un taller el DAI a distintos grupos, asociaciones, colectivos e individuos.

¿Qué es el DAI? En pocas palabras, es el derecho de todo ciudadano a conocer la información pública que tiene cada institución de nuestro patrimonio común. Si algo pasa por los pasillos de una institución de gobierno o involucra dinero público, es casi seguro que ese asunto está sujeto al Derecho de Acceso a la Información Pública. Es un derecho generoso, muchas veces de interpretación progresista y fundamentada en la libertad de saber y difundir información que sirva al debate público.


Organizarse en torno a un derecho como este tiene varias ventajas. Pocas herramientas se tienen para impactar procesos públicos como el acceso a la información pública. Generalmente, los grupos o individuos organizados para mejorar condiciones específicas de su realidad se encuentran limitados en sus interacciones con el gobierno. Hay pocas avenidas para atar o hacer vinculantes dichos, mesas de trabajo o promesas. La promesa del Gobierno Abierto se ve lejos.

Hemos avanzado mucho desde el derecho de petición del artículo 8° constitucional. Sin embargo, el ejercicio del DAI sigue siendo algo acotado, de expertos o especialistas. Antes de comenzar a ver puertas cerradas por doquier, quienes estén inmersos en procesos formales o informales con gobiernos, instituciones o funcionarios pueden comenzar a pensar en las puertas que hay por abrir.

Justo como la organización política y la experiencia compartida aumenta su fuerza en tanto más personas decidan tomar acción colectiva, el Derecho de Acceso a la Información irá abriendo rendijas pequeñas y grandes para ver el funcionamiento de las instituciones de cerca. Dará elementos para el periodismo de investigación y fortalecerá una cultura de exigencia permanente, lejos (esperemos) de la resignación.

Los balances y contrapesos entre poderes en México están, en muchos casos, severamente erosionados. Dejar a la deriva el proceso de acotar la exuberancia y excesos de los tres poderes en nuestro país resultaría en más y peores regresiones autoritarias. Abandonar los procesos de mejora administrativa y fiscalización resultaría en más saqueo y más dispendio.

Es por eso que es necesario comenzar a acceder a la información que a todos interesa y a que a todos nos pertenece. Siendo un derecho relativamente reciente, mis esfuerzos van en sintonía con el de muchas más personas: hacer del DAI parte fundamental de la cultura política en nuestro país.

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